Antonio Osuna Fernández-Largo O.P.

Nacido en Madrid. De emigrantes rurales de Toledo en busca de lo que el campo no ofrecía: el mínimo dinero para vivir y criar hijos.  Años de penuria y hambre aquellos de la posguerra. Educado por frailes duros y exigentes pero de los que daban el callo y recordaré toda la vida como modelos de integridad y abnegación. Religioso dominico en una edad en que hoy los jóvenes no tienen responsabilidad penal ni jurídica, pero sí para cometer impunemente toda clase de desmanes. Sacerdote por la gracia de Dios y el visto bueno de quien mandaba en la Orden. Dedicado a la enseñanza de doctrinas morales y jurídicas en Salamanca y Valladolid. Con la carga de dos doctorados sacados a flote por la benevolencia del tribunal  y con publicaciones a porrillo que sudé mucho, pero que pocos leen o alaban. Jubilado en la profesión pero no en el deseo de hacer el bien y gritar estentóreamente contra lo injusto e irracional de que rebosa nuestra vida social e introducir tolerancia y sensibilidad donde reinan la intransigencia y dureza. Y viviendo, al presente, como jubilado pensionista con la venia del Ministro de Hacienda y del enterrador;  y con la misericordia de Dios, que es la única que no falla.