Ene
Dar con el busilis de lo religioso
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He visto esta paráfrasis a unos textos de S. Agustín que me ha parecido acertada. Expresan bien el modo como Dios nos gobierna… respetando nuestra iniciativa personal o libertad.
No le exijas a Dios que te gobierne,
a golpe de milagros, desde afuera;
¡gobiérnate tú mismo!
con responsable libertad, amando,
y Dios te estará guiando
¡desde adentro y sin que sepas cómo!
Lo más digno de nuestra fe en Dios es que obedece a una búsqueda personal. Dios se hace hallar como cuando los niños juegan al escondite con sus padres: se habían escondido para que el niño se crea que los ha encontrado. También Dios se hace el oculto en las muchas ocasiones de la vida para que nosotros tengamos el premio y satisfacción de haberlo encontrado.
La búsqueda es un uso responsable de la libertad personal moviéndose por los escondijos de la vida ordinaria. Con poca luz y como a tientas en las oscuridades de los acontecimientos, con pasos vacilantes y temor de tropiezos. Y sin distinguir los muchos objetos que atraen nuestra atención.
Y sin embargo en medio de tantas perplejidades, Dios nos está conduciendo desde dentro y alentando suavemente nuestra búsqueda. Búsqueda que no tiene otro contenido que ir rastreando las huellas del amor que Dios ha dejada en la naturaleza, en las cosas, y en las encrucijadas de nuestro propio espíritu.
Hay que agradecer a Dios que nos conduzca de una manera tan oculta y silenciosa. Sin aspavientos, sin cataclismos espirituales ni caídas ostentosas del caballo, sino en los detalles significativos para nuestra mente, en las vivencias personales y en los detalles solo perceptibles de nuestra agenda personal, sin tener nada que ver con los fastos civiles ni religiosos. En una palabra, el encuentro con Dios solo consta en la agenda personal, no en los titulares de los grandes periódicos o en los anuncios de grandes hitos de la investigación científica.