Jul
Ingreso mínimo vital. Tarde, pero, al fin, bien
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Albricias. Ya se ha aprobado algo que todos deseamos. Se aprobó el Ingreso Mínimo Vital. Echa a andar algo que todos anhelábamos. Algo reclamado por todo humano y, por supuesto, también por Caritas. 850.000 hogares, 2.300.000 personas. Vaya si es de interés general. ¡Cuántas ocultas necesidades había que solucionar! Familias sin recursos, condenadas a vivir de limosna, confinadas en reducidísimos espacios vitales y sin poder pagar los servicios más necesarios para subsistir y arrojados de su vivienda por impago. Y sin perspectiva de solución laboral para trabajadores en tiempos de epidemia. Es compatible con otras ayudas sociales o ingresos que no lleguen al umbral mínimo. La ayuda es por familia, aunque sea de un solo miembro pero no afecta a inmigrantes irregulares.
Bien, son más casos de letra pequeña. Era algo anhelado por la mayoría de la población y promovido por Cáritas y muchas entidades sociales. Un aplauso. Ya habrá tiempo de discutir esa letra pequeña y lo harán los entendidos; lo dejo en manos de los políticos, que para ello les pagamos. Pero debiera afectar a todas las familias e incidir en quien está al frente de ella, de cualquier condición que sea. Como dijo Juan XXIII: “es de justicia un salario único dado al cabeza de familia que sea suficiente para las necesidades de él y su familia” y del que, sugieren muchos, “no han de quedar fuera tampoco los inmigrantes irregulares”. Hay muchos casos concretos que no entran en la ley.
La solidaridad y arrimar el hombro es ley para todos los humanos Algo inherente a la condición humana. Y ello deriva singularmente de que todos tenemos un único Padre y Creador. Esa es la voluntad de Dios y quien la secunda ya ha encontrado a Dios. También buscar a Dios requiere tener solventadas las necesidades mínimas vitales.