May
Poner el carro delante de los bueyes
1 comentariosExiste una preocupación pastoral y de sensibilidad religiosa por efectuar el bautismo de todo ser viviente tan pronto como ha llegado a la vida. Y es correcto y justificado. Pero lo anómalo es que frecuentemente ese interés por el bautismo no va acompañado con la conciencia de sumisión al Creador o el reconocimiento de la existencia de Dios. Y en la vida es fundamental el reconocimiento de un ser superior de quien depende totalmente la existencia y la dignidad, así como el uso de la libertad y responsabilidad.
Francisco de Vitoria tuvo que reivindicar esta primacía de lo moral respecto a cualesquiera prácticas bautismales forzadas y sin conciencia de la sumisión a Dios. Tronaba el célebre teólogo de Salamanca contra aquella soldadesca española que decía hacer la guerra contra los indios para que se bautizaran y se pudieran salvar. Bautizarse, en cambio, no es lo más importante ni lo primero para salvarse. No pongamos el carro delante de los bueyes. Todo ser humano se salva con la gracia de Dios si, al llegar al uso de razón, opta por el bien conocido, lo cual está en manos de todos, aun los más alejados del cristianismo, como eran aquellos indios ignorantes de la salvación en Cristo. Era un contrasentido hacer la guerra para obligarles a que se bautizaran. Lo de los españoles era una loca guerra santa, era como hacer trabajar y arrastrar a los bueyes pero el carro no estaba allí.
Las estadísticas asombran al decir que en la tradicionalmente católica España ya son muchísimos las personas que ni siquiera están bautizadas. Y cada vez son más los bautismos de adolescentes o adultos, incluso los hijos de padres no bautizados.
Sería desear y creo una obra digna trabajar para que todos, absolutamente todos, encuentren a Dios en sus vidas. Y eso se cumple por la rectitud de corazón, por la asunción de una vida recta y el comportamiento justo con los demás. Eso es encontrar a Dios: proponerse el bien conocido por la razón es buscar a Dios y emprender una vida recta conforme al sentido común es vivir en comunión con Dios. Y lo demás se dará por añadidura: bautismo, sacramentos, prácticas religiosas, asociaciones piadosas. Es lo que decía Francisco de Vitoria a sus correligionarios, que el camino hacia Dios estaba abierto a aquellos indios y no era necesario hacerles la guerra para así llevarlos a Dios; ni era necesaria la existencia de cruzados emprendedores de una guerra santa para convertirlos.