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Pues, sí. Sólo soy un cristiano corriente y moliente
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Pues, no. Yo no quiero ser de esos nombres de élite o de la crema de la sociedad o líderes de la vida. Me contento con ser uno del montón de la tropa de los creyentes. De los de vida ordinaria, de los que pasan su vida intentando vivir el día a día, de los que a trancas y barrancas cumplen con sus deberes dictados por la recta razón, dejando muchas veces pelos en la gatera. Tengo bastante tarea con vivir el día a día, ganarme el pan de cada día con dignidad, atender a las mil necesidades de tantos indigentes, pagar la factura mensual de la luz y… disfrutar algunos días de vacaciones al año que me permiten mis ahorros obtenidos con sudores.
¿Por qué no merezco un poco de solicitud de aquellos que miran el bien de los demás? Porque yo no voy a formar parte de los seres ejemplares, de los que tienen calles en la ciudad o de los que se recuerda en el aniversario o de los que tienen la casa plagada de placas conmemorativas. Sólo tengo el poder de votar las autoridades cuando hay elecciones y, por cierto, lo cumplo, aunque ¡maldito el uso que hacen de mi voto!
Jesucristo no dedicó su vida a formar grupos de selectos y los que él curó no eran dechados de virtud ni ídolos de masas ni de la élite israelita. Así es que conmigo no va eso de buscar líderes religiosos o formar grupos de élite del espíritu o desfile de ejemplares a imitar. Lo dicho, soy del montón, de los que van a pié por la senda de la vida… Pero, por favor, diríjanse alguna vez a nosotros; no nos olviden cuando discurren sobre la perfección en la búsqueda de Dios. O cuando se hacen planes de pastoral para élites espirituales. ¿O es que a los millones de seres tibios se les niega el reino de Dios?
También los cristianos anónimos, los del montón y con solo el DNI del bautismo, son seres queridos por Dios. También se busca a Dios llevando una vida ordinaria. En la pastoral apenas se les reconoce, pues abunda la pastoral para elegidos, para vocaciones de vida religiosa, para líderes laicos, para héroes de la televisión. Pues hay muchos que no son así. Seguiremos apuntados a la pastoral del común.