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Vivir como cuando reinó Carolo
1 comentariosEn la religión hay muchas cosas caducas y adheridas en otros tiempo o culturas, en las que vigía la religión, pero que no tienen nada que ver con la naturaleza de la religión sino adhesiones y excrecencias de las que hay que liberarse como capas de la piel, digamos del tiempo o de la idiosincrasia de las personas que vivían esa fe pero que son caducas. La fe se recibe y se transmite siempre disuelta en una sopa de cultura. Y en la Iglesia hay costumbres, ritos, comportamientos y modos de vivir que son caducos, perecederos. Atarse a ellos como los pies al suelo es creencia pagana y fetichismo religioso o, cuando no, magia de encarnaciones perecederas.
En todo tiempo hay pequeñas cosas y costumbres que nos rodean, pero lo equivocado es dar a esas creencias un valor definitivo y fetichista; en una palabra, hacerlo algo religioso. Necesitamos respirar para vivir pero ese aire no siempre es puro y limpio. No es oro todo lo que reluce. Hay que saber cambiar el aire porque en él no está a quien buscamos. Dios nos busca pero se esconde con frecuencia tras cosas caducas y perecederas. Si no sabemos prescindir de ellas nos ahogarán en su nimiedad y perderemos de vista lo que es esencial, que es conocer e intimar con quien nos ha dado la vida y salvación. Ahí está el meollo de lo religioso y la diana a que apunta la fe cristiana.
Adherirse a cosas perecederas y caducas es vivir fuera de contexto en un mundo y una religión perecedera; es, como dice el dicho castellano “vivir como cuando reinó Carolo”….. el Emperador supongo que será.