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Votar en elecciones públicas es…. buscar a Dios
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Es cierto que no hay ya en nuestra patria partidos confesionalmente católicos ni de ninguna religión. Pero eso no equivale a decir que sea indiferente votar uno partido u otro. Hay valores humanos y no confesionales que obligan a una opción positiva y comprometida. La defensa de la vida, la igualdad de derechos de todos los seres humanos, la posesión pacífica de bienes como vivienda, providencia de bienes económicos necesarios para la vida, una justa administración de la justicia. el matrimonio forzoso, la violación, la trata, la prostitución, el crimen de honor, la mutilación sexual de las niñas, la legítima providencia de administración de bienes particulares, derecho a la inviolabilidad física y a la libre opción personal de bienes, a la defensa de la propia vida de tal modo que nadie pueda arrebatártela injustamente, derecho a recibir cuidados paliativos de la sociedad en las enfermedades y otros muchos derechos humanos que deben ser reconocidos en una legislación justa es señalar opciones humanas éticas que tenemos todos derecho a exigir a cualquier legislador, independientemente de las creencias. Eso sí obliga a todo ser humano sea cual sea su fe; es asunto de moral humana. No somos libres de votar legislaciones sobre el aborto, la eutanasia, el derecho a propia vivienda ….. Y esto no por propugnar un voto católico sino por dar cumplimiento a nuestra condición ética y justa de la condición humana. No por ser católico o no, pues es una condición humana universal y de dignidad. Y el hacerlo en ya buscar a Dios pues toda realización de lo que es dignidad humana es ya un atisbo de un Dios que, aun sin conocerlo, está esperando al final del camino a cualquier ser humano. No es cosa de confesiones religiosas ni de creencias en ultratumba, sino de de dignidad de toda criatura. La conciencia moral universal es la que prohíbe citar a posibles partidos políticos.
No es, pues, cierto que las elecciones políticas no tengan nada que ver con la religión. Tienen que ver con la dignidad humana y la ética de la razón universal. Pero lo que se juega en cada voto político no es una confesionalidad religiosa particular, cristiana o no, sino una concepción de lo humano y de una vida digna de seres humanos y esto sí es válido y obligatorio independientemente de la confesión que se tenga.
También detrás de ello está una búsqueda de Dios: la lucha por la dignidad y responsabilidad humana. No preguntemos si existen partidos confesionales sino por las exigencias de la razón que todos tenemos. Luchar y promover una legislación justa por los políticos es una dignificación humana. Aún sin ser religioso ni tener una confesión concreta, se puede estar buscando a Dios en el cumplimiento de la justicia. Es una búsqueda inconsciente de Dios. Luchar por la justo no es de confesión religiosa sino de condición ética de la razón. No va de confesiones católicas, sino de dignidad moral humana. Lo digo y reitero: votar contra el aborto, la eutanasia o la justicia independiente no es asunto de una confesión religiosa sino humana y, por tanto, sujetarse a ello es caminar en el sendero de lo humano. Eso es ya buscar implícitamente a Dios. Luchar contra la injusticia humana no está reservado a las confesiones religiosas. Democracia no solo es votar o no, sino votar lo humano y justo. Y hacerlo es caminar por el sendero que lleva a Dios.