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Blog Buscando a Dios

Antonio Osuna Fernández-Largo O.P.

de Antonio Osuna Fernández-Largo O.P.
Sobre el autor

2
Dic
2019

Y dale con la monserga de siempre

1 comentarios

    

En la vida social hay que aguantar muchas monsergas. No me refiero ahora a esos sermones largos y pesados ni a las campañas de publicidad de los partidos cuando hay elecciones, sino a los repetidores de un disco rayado a todo semoviente de contenido pretendidamente religioso, a los visitadores de casa en casa intentando colarte una Biblia, a los que pretenden ganar el cielo con una estampita que tiene una plegaria que es infalible en sus efectos, a los que dicen haber dado con la píldora infalible para remediar el mal del mundo; en una palabra, a los que tienen la llave para traer al Anticristo deseado. Es decir, dar la tabarra promocionando cualquier cachivache.

En un mundo en que todo es global, en que los problemas son tan intrincados que ni los técnicos encuentran una solución a los problemas y en que  las opiniones son variadísimas sobre cualquier problema y las posturas ideológicas para afrontar la realidad son infinitas y en que el derecho a manifestar su personal opinión es común e inherente a todo ser humano, pretender que haya algo simple ─una receta de farmacia─ que sea la solución universal de todos los males, es un empeño pueril.

Y eso mismo sucede con los problemas religiosos. No hay ni siquiera una religión que tenga la exclusiva en lo humano y divino, que tenga el remedio de todo lo que se me antoja digno de enmendarse.

Y entonces lo que procede es lo que siempre ha hecho Dios en la revelación. La salvación y liberación de los hombres se ha hecho como oferta. La salvación sólo se ofrece por parte de Dios, aunque sí podría haberse impuesto a los hombres por parte divina. Él sí que podría arreglar todos los males, pero Dios no impone nada, ni siquiera lo que es óptimo para el hombre cual es su salvación final; sólo se oferta esa salvación, respetando totalmente la libertad y la decisión, dejando así en las manos del libre albedrío la opción por lo que es su máximo valor y decidir en última instancia lo que desea. Su Palabra de Salvación ha sido ofrecida e intimada a todos, no impuesta. Y sin embargo, cuando se trata de realizar esa salvación hay quienes pretenden imponer a la fuerza y al cansancio lo que Dios ha dejado a la iniciativa y libre decisión de cada uno. Lo mejor que podemos hacer los unos con los otros para buscar a Dios es ofrecer el verdadero rostro de Dios, que es un Dios que ofrece, invita y gratuitamente dona la salvación a quienes libremente la desean. La salvación ha de ser anunciada como oferta no como imposición.

A Dios se le busca en lo callado, en el interior de cada uno y en la reflexión personal y no en los planes de trabajo ordenados al detalle, ni en la organización puntillosa de las estadísticas, ni multiplicando las manifestaciones de masas. No dando soluciones simplistas a problemas complejos, sin querer resolver conflictos auténticos con verborrea insignificante y tediosa. No dando la monserga.

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Hormias
2 de diciembre de 2019 a las 20:43

Gran artículo fray Antonio. Gracias

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