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Blog Buscando a Dios

Antonio Osuna Fernández-Largo O.P.

de Antonio Osuna Fernández-Largo O.P.
Sobre el autor

19
Jun
2017

Estos ateos son unos aburridos…

1 comentarios

     Me lo decía una persona: ‘Los ateos son unos aburridos… siempre están hablando de Dios’. Sí, los hay que abruman con tanto hablar de Dios y verborrea, nada más. No por mucho hablar se llega antes a la verdad. Lo que proponemos es buscar un sentido de la vida, practicar una vida conforme a la recta razón, pensar que hay otras criaturas de Dios como tú y que todas son merecedoras de la misma consideración, ser tolerante con todos los que no piensan como tú, no avasallar a nadie con tu prepotencia o con tu afán de protagonismo social, conservar siempre una sonrisa para todos por igual y arrimar el hombro a las empresas comunes. Todo menos dar la tabarra con un discurso monótono y monocorde sobre Dios.

Buscar a Dios es cuestión vital, no el bla, bla, bla de tantos discursos de tertulia de café. Es cosa seria pues está en juego la totalidad de la vida, la totalidad del sentido de vivir y la totalidad de nuestros quehaceres humanos.

Así son los auténticos buscadores de Dios por todo el mundo a que me refiero. No hablo para conquistar personas para una cofradía ni para fundar una nueva secta al servicio de sus propios intereses. Lo que me interesan son quienes cuestionan su rutina vital, los que rastrean a Dios en los mil quehaceres de la vida ordinaria, los que se preguntan por el sinsentido de una vida sin horizontes o los que no encuentran explicación a tantas sinrazones de la vida. Los buscadores de Dios viven una existencia trágica, no una existencia  llena de palabrería fútil y de pasatiempo y verborrea cansina. Y son tantos millones de seres…

Vivir es lo que acerca a Dios; hablar, no. ¿Qué vamos a decir a Dios que Él no sepa? Como dice un refrán, el decir y el hacer no comen en la misma mesa. Lo que a mí me preocupa es  la angustia de quienes viven sin esperanza y con total ignorancia de dónde vienen y a dónde van. Y esos los hay en todo el mundo y nunca en tan abundante número como en nuestros días. Nuestros antepasados, aunque fueran ignorantes de nuestros progresos técnicos o de lo perfilado de nuestras ciencias, tenían sin embargo conciencia de la existencia de Dios y la actitud religiosa la tenían a flor de piel. Es decir, su vida tenía sentido trascendente, ese que no existe en nuestra sociedad supratecnificada y compleja en todos los campos.

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JC
19 de junio de 2017 a las 12:47

Muchas gracias por sus reflexiones, reflejos de sabiduría en la sencillez, invitan a la reflexión personal y la profundidad.

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